viernes, 1 de mayo de 2020

Mensaje para la Nueva Humanidad


¿Qué está sucediendo y cómo lo estamos afrontando? Estamos viendo las luces y sombras de cada uno de nosotros.
¿Por qué la política y las ideas se interponen entre las personas en lugar de acercarnos y ayudarnos a evolucionar? ¿Por qué necesitamos identificarnos con una postura y defenderla aún a costa de equivocarnos? ¿Por qué nos creemos superiores a los otros?


He visto personas que hace años se lanzaban a las calles y tachaban de fascistas a los que promulgaban una ley mordaza que pretendía dar control al Estado de la libertad de expresión. En cambio ahora alegan que por proteger a la población del engaño esa libertad de expresión no es tan necesaria.

He visto personas que se consideran superiores moralmente al otro y no son capaces de escuchar con interés  lo que el otro dice o ver lo que tiene para enseñarnos. En cambio censuran y apartan todo aquello que no quieren escuchar o les es incómodo. Se convierten en dictadores digitales de sus muros de Facebook donde sólo tienen voz los que piensan como ellos o bloquean en Twitter a todo aquel incómodo que contradice sus ideas.

He visto personas que ayer defendían una ley mordaza para proteger a la población de sí misma y que ahora desearían poder lanzarse a las calles a exigir la libertad de expresión cuando ven tan cerca la aplicación de sus ideas previas. Ahora ven la importancia de que nadie tenga el poder de callarnos y manipular la información a su antojo.


He visto personas que sintió dolor ante los ataques que se lanzaron contra un gobierno al que se hacía responsable de un ataque terrorista con 193 muertos. Lo apoyó y defendió pero ahora no es capaz de empatizar con un gobierno que se enfrenta a una crisis mucho mayor y se convierten en sus atacantes principales.

He visto personas que se lanzaban a destruir gobiernos en situaciones de crisis como tras un ataque terrorista con 193 muertos, pero que ahora piden arropar al gobierno en una situación que está dejando encima de la mesa decenas de miles de muertos. Ahora ven la importancia de aceptar los errores, y apoyar a un gobierno para que de lo mejor de sí mismo sin zancadillas y así salir todos de la crisis.


He visto personas que reclamaban el reconocimiento y derecho de los familiares de fallecidos a desenterrar los muertos de las cunetas pero que ahora permanecen calladas ante miles de muertes en soledad y sin despedida. Ahora parece que no es tan importante para ellos la visibilización de estas nuevas víctimas que no saben dónde están sus muertos.

He visto personas que minimizaban la importancia de restaurar la memoria y reconocimiento de los muertos en las cunetas porque era un pasado doloroso que debía olvidarse. En cambio Ahora son conscientes del dolor que están viviendo miles de personas que persiguen a distancia los restos de sus familiares y sienten que les han robado un momento sagrado de despedida y duelo.


¿Tanto odio albergamos? ¿Tantas heridas abiertas que no somos capaces de cerrar? ¿A dónde nos lleva esto? 

Nuestra propia falta de humanidad es lo que nos va a extinguir como especie y no el Covid-19. De hecho igual la humanidad siempre fue así. Nos enfrentamos y autodestruimos. La venganza es una fuerza que parece imparable que puede acabar con todo.

Lo que ahora sucede es que sólo una Nueva Humanidad podrá sobrevivir:

_La que considera valiosos a todos los seres humanos y se esfuerza por sanar las heridas que nos separan.

_La que escucha, debate y abraza a los que piensan diferente porque le ayudan a evolucionar. Esa es la diversidad que enriquece el mundo. 

_La que protege a los demás no por miedo y amenazas sino por amor. La que se arriesga a sí mismo por salvar una vida pero no arriesga una vida ajena por un objetivo personal menor.

_La que reconoce y honra a todos los muertos que nos han dejado la vida que tenemos, hayan sido grandes, pequeños, comunistas, fascistas, sacerdotes o imanes. 

Photo by Aarón Blanco Tejedor on Unsplash
¡Bienvenida a esta nueva humanidad!


martes, 3 de octubre de 2017

Carta para Lucas

Querido Lucas,

Son las 21:30 del 3 de Octubre de 2017. Hace un año tu y yo estabamos preparandonos para pasar la noche mas intensa que alcanzo a recordar en mi vida.
He tardado casi un año en encontrar este momento para recordarlo y contarte como fue tu llegada. Ahora mismo estás durmiendo en los brazos de papá pero entonces dormías en mi vientre y los brazos de papá estaban preparados para sostenerme y acompañarnos durante todo el viaje.

Fue un día loco, sin descanso. Lleva a David al cole, consulta con Amanda, recoge a David, a comer a casa de la abuela, vuelta al cole, recoge a David otra vez… Cuando llegamos a casa estábamos todos molidos, pero me sentía especialmente enérgica y feliz…mmm...sospechoso pensé!

Amanda se había despedido de nosotros sonriendo diciendo que tenía una cara especial y que pronto nos veríamos.

Al principio de la noche la tía Lourdes sin saber nada me escribió diciéndome que quedaba poco, acababa de echar parte del tapón pero nadie sabía nada.

¡Menudas brujas están hechas las dos! Qué o quién se chivaría...

Recuerdo todo ya difuso, se me cruzan los momentos, no sé qué fue antes y qué después. Mi cuerpo fue un cocktail de hormonas y cansancio pero sin duda esa noche renací contigo.

Sobre esta hora empezamos a compartir contracciones. David cayó dormido pronto como si algo le incitara al sueño para dejarnos este momento a nosotros.

Hablé con Amanda por teléfono cuando las contracciones venían cada minuto y medio sobre las 22:00 de la noche.

La primera en llegar fue Laura. Cuando puso sus manos en mi vientre para sentir la contracción me recorrió todo el cuerpo un escalofrío brutal. ¡Saltaron chispas!

El siguiente recuerdo es de las tres hadas madrinas (Laura, Naza y Amanda) en el sofá del salón riéndose con nosotros de las tonterías que decía papá. Yo estaba muy feliz.

Luego nos apartarnos al cuarto de al lado a bailar, en penumbra con música de fondo y respirando las contracciones. Desconozco el tiempo que estuvimos así, pero hubo una transición progresiva hasta que la cosa se puso más intensa.

Hubo un momento en el que me animaron a palpar yo misma a ver si te notaba ya que ellas respetaron nuestra intimidad y sólo se acercaban puntualmente para escuchar tu latido. Pero no alcanzaba a tocarte y le pedí a Amanda que lo hiciera ella. Menos mal que no me dijo que aún llevaba 4 cm porque me hubiera venido abajo.

No se si me lo pidió el cuerpo o si fueron ellas las que me recomendaron darme una ducha caliente y tumbarme a descansar entre contracciones porque esto podía durar y empezaba a sentir angustia y cansancio. No sé si conseguía dormir entre contracciones o si sólo tenía contracciones porque no recuerdo aguantar tumbada de lado en la cama. Me puse boca abajo en la cama de rodillas y entre contracciones apoyaba la cabeza para aprovechar el respiro y descansar, pero de repente, plas! He roto aguas! Avisé al papá.
Vinieron rápidamente, lo vieron y con la tranquilidad que me transmitían me dejaron seguir.
Te supliqué que salieras ya, que mamá quería conocerte y se estaba cansando.

El dolor ya era tan fuerte que me cegaba. Me metí en la ducha con agua muy caliente y cuando llegaba cada contracción me colgaba de papá porque perdía fuerza en las piernas. Mi mente se apagó. Salió el animal. Se activó el cerebro que nos ayuda a sobrevivir y tomó las riendas de todo. Me volví salvaje.

Salí desnuda, empapada y me tiré al suelo a cuatro patas. Los notaba a todos alrededor pero no podía relacionarme con ninguno como un ser humano. Les ordené “Agua!!” ,“Tengo sed!!”, “Aire, aire!!!!”, “Tú no te muevas!!”....
Empecé a gritar con unos gritos desgarradores, pero que mi cuerpo necesitaba dejar salir para ayudar a empujar simultáneamente por arriba y por abajo.

Nada me importó que fueran las 5 de la madrugada, que los vecinos durmieran, que 4 adultos educados y comedidos observaran como me convertía en una fiera, porque no era mi yo habitual, era la loba, la leona.  Esa noche conocí a la Ana salvaje, que me demostró la fuerza que tengo dentro y no dejo salir.

Y entonces cuando tu cabeza estaba asomando, David amaneció como si hubiera permanecido observando en silencio todo el proceso. Se puso al lado de papá y miró tu carita…
  • “Es negro”- dijo. Y mi salvaje en ese momento pensó… ¡Imposible!
Nos había costado a los dos sacar ese melón y esos hombros y estabas congestionado nada más.

Mi salvaje no quiso poner las manos para cogerte al nacer sino que Amanda te recibió y al girarme te puso en mis brazos.  Los gritos, esfuerzos e intensidad se convirtieron en puro amor. Eras tan pequeño, olías tan bien y habías hecho tanto por nacer tú sólo con apenas ayuda que sólo podíamos admirarte. Era la perfecta bienvenida que pedí y me la habías concedido.

Este año lo recordaré como una dura etapa que igual que durante el parto implicó sufrimiento y cansancio a vuestro lado, pero que me ha regalado los momentos más maravillosos y bonitos de mi vida.

Las miradas y momentos compartidos con David, papá y conmigo misma hacen de tu llegada la confirmación de que te necesitábamos en esta familia.

Eres poderoso. Sobretodo los primeros meses cuando gritabas y llorabas con tanta fuerza. La misma que mi salvaje desplegó en el parto. A veces pienso si no serían tuyos los gritos que sonaron a través de mi garganta.
Pero también son poderosas tus explosiones de alegría, tus sonrisas, y tus miradas cómplices.

Muchas gracias por elegirnos porque eres lo que necesitaba esta familia después de las dos estrellitas fugaces que te precedieron.

Soy una mujer enamorada y somos muy afortunados de haber vivido esto porque:

  • Papá estuvo ese día y sigue estando ahí como un árbol al que aferrarme cuando me temblaban las piernas, me daban arcadas o simplemente necesitaba gritar al mundo. Ojalá cuando David y tú estéis en ese lugar sepáis honrar su esfuerzo, dedicación y amor.

  • David fue el primero de la familia en verte con ojitos de admiración y siento que ese momento forjó vuestro amor para siempre. Honra también su lugar y permite que te enseñe cómo es la vida desde la mirada de un hermano.

  • Tuvimos tres hadas madrinas, con manos mágicas. Las manos de Laura nos chutaron energy, las de Naza conocían tu punto de relajación y las de Amanda te dieron la bienvenida. Ojalá muchas familias tengan tanta suerte de contar con un equipo tan profesional, atento pero sobretodo cariñoso y genial como el que forman las hadas de Ilitia.

  • Las dos estrellitas fugaces que mencioné antes, Noa e Ian, también estuvieron ahí. Quizá no físicamente pero sus enseñanzas y su fuerza se hicieron notar.

Pero aún hubo alguien más esa noche que no mencioné. Hugo estuvo de espectador desde la barriga de su mamá, tomando nota de todo lo que pasaba ahí. Otro nuevo maestro como vosotros que esa noche acompañó como la vida te empujaba a vivirla fuera de mamá.

Disfrútala y nunca olvides que es perfecta pase lo que pase.

¡¡Te quiero lucecita!!

Mamá

lunes, 26 de junio de 2017

Vuela pequeño pajarillo pero hasta donde yo te vea

Cuánto ha llovido ya desde aquel dia en el que entró por la puerta esa chica morena con ojos azules que los enamoró a todos con su sonrisa y su buen rollo.

Atriz, la mujer templada decíamos. La que nunca tiene un mal gesto para nadie o se altera más de lo necesario.

Rápidamente vi en ti ese brillo que desprendes tanto por dentro como por fuera.

Hacías los días, fáciles, divertidos, emocionantes. Tus consejos siempre acertados, tus ayudas siempre puntales y tu disposición inmejorable para lo que fuera desde tomar notas en un test hasta matar una avispa en el café.

Estuviste en los momentos más emblemáticos de mis últimos 10 años y vi como tu corazón era devorado por un pez.

Hemos crecido en todos los sentidos juntas y ya no somos ni la mitad de lo que fuimos aquel dia que te conocí.
Hemos volado en Karts, hablado en conferencias, salido en televisión, visitado congresos, tomado copas, tuppers, baños…
Hemos compartido a los mejores amigos que podíamos encontrar en un trabajo y fuera de él.
Hasta nos hemos visto andar hacia el altar…

Esto no es una relación de colegas de Telefónica y por eso quiero manifestar públicamente que en un dia como hoy…

  • Te permitiré volar en busca de tu nuevo sueño aunque te aleje un poco de mí porque el resto del mundo se merece conocerte, tenerte en la mesa de al lado, tomarse los cafés matutinos contigo, compartir las comidas, cenas y reuniones.
  • Te desearé con todo mi ser que donde vayas brilles y resplandezcas aún más de lo que te he visto yo hacerlo, si es posible.
  • Te extrañaré mucho y te recordaré cuando vea un husky, una piña, una reina de corazones, un infinito, un acueducto, un tractor, un ironman…
Sólo pido una cosa a cambio, que no te vayas más lejos de lo que ahora mismo estamos. Tenernos a un whatsapp o llamada para un café, para comer, organizar planes y mil sueños más que podamos compartir o incluso crearlos juntas.

Sigamos siendo Ilusionadoras y alimentándonos estas vidas tan geniales y apasionantes que tenemos!!!

Te quiero mucho amiga!!! Disfruta tu primer día de esta nueva aventura!!
Cras

viernes, 22 de abril de 2016

La música al rescate


Llevo unas semanas de muchas emociones, trabajo intenso y mil recados por hacer. 

No paro, y aunque eso no es nuevo en mi, últimamente tengo la cabeza embotada de tantas cosas. Nada malo, pero me noto cansada. 

Por otro lado, me gusta ir de conciertos, aunque voy mucho  menos de lo que me gustaría (precisamente por las mil cosas que hago pero este no es el tema). El tema es que normalmente cuando voy a ir a un concierto o festival, tengo, por lo menos, una semana de nervios, de escucharlo, de comentarlo, incluso de dar el coñazo a los que están a mi alrededor ;)


Pero esta semana no fue así, entre las mil cosas que tenía en la cabeza (resaca emocional de exaltación de la amistad incluida), no estaba el concierto de Love of Lesbian y resumiendo mucho:

 Lo de ayer fue mágico y me pilló por sorpresa. 



Después de 10 minutos de concierto me di cuenta que llevaba ese tiempo sin pensar en NADA. Fui muy feliz sólo cantando, bailando e hipnotizada con Santi, el flautista de Hamelín hecho hombre. 

Hay un momento que te das cuenta que estás al 100% en el concierto, sin comentar con los compañeros, sin mirar a otra parte, con todos los sentidos y la atención puesta en el escenario y de repente Santi Balmes intervino con su voz mágica y nos pidió que dejáramos los problemas fuera. Piel de gallina - <<me has leído la mente tiooo>>


Podría describir todo el concierto: la sorpresa para los que escuchaban por primera vez Planeador del nuevo disco, los pelos de punta con 1999 o Segundo Asalto y nostalgia cuando tocaron temas de Maniobras de escapismo.


Pero no soy capaz de describir lo que sentí, sólo se que la música me secuestró y me rescató.


domingo, 31 de enero de 2016

Carta para Ian

1/10/15
Querido garbancito,

Hoy por fín he encontrado el hueco para escribirte por primera vez. Aún no llevamos ni 2 semanas juntos, así que es un gran momento para comenzar a contarte todo lo que se me ocurra.

¡Has sido muy deseado! Estámos súpercontentos desde que sabemos la noticia. Yo sabía que estabas ahí casi desde el momento exacto en el que llegaste a la barriga. Cada paso de tu llegada lo he vivido de una manera muy especial.

Quiero darte la bienvenida a esta familia. Tenemos una familia preciosa y ya te iré hablando de ella porque yo me siento súper agradecida por todo lo que implica pertenecer a este grupo tan especial.

El círculo más pequeño lo formamos tu padre, tus hermanos y yo (mamá);

Papá es un superhéroe con gafas y barba. Es la persona que más nos quiere y cuida. Ya descubrirás todas las tonterías y bromas que se le ocurren. Es imposible no quererle.

David es tu hermanito mayor. Tiene casi dos años. Le gusta mucho jugar, Star Wars, los dinosaurios y “la teta”. ¡Ya descubrirás tú también lo que molan tu hermano y  la teta! Ahora mismo está aquí y no me deja escribir porque quiere jugar, leer un cuento, pintar en este papel y cómo no… teta.

Noa es tu hermanit@ también. Es algo así como un angelito que vino hace 5 meses y nos enseñó que la vida es un suspiro y tenemos que vivirla siempre al día para que cuando nos vayamos hayamos exprimido y repartido todo el amor posible. Aunque no veas a Noa como nos verás a los demás ten en cuenta que estará con nosotros cada día completando esta familia.

Yo soy mamá, ya me irás conociendo como a los demás e incluso mejor porque estás dentro de mí y ahora mismo tenemos una conexión muy estrecha.

Espero ayudar a que tengas una vida feliz, enseñarte muchas cosas y aprender muchas otras de tí. Sentiré todas las veces que no haga las cosas como tú crees que debería. Me equivocaré muchas veces pero ten siempre presente  que haga lo que haga, haré lo mejor que pueda porque mi amor por vosotros es inmenso.

Gracias por elegirnos peque!

Mamá

27/01/16
Querido Ian,

Ya hemos encontrado un nombre para tí. Lo necesitábamos. 

Han pasado más de dos meses desde que abandonaste mi tripa el 10 de Noviembre. Eras aún más pequeño que Noa cuando nos separamos. La vida en poco tiempo encontró la manera de mostrarme que la lección de Noa aún no era suficiente. De nuevo estaba intentando vivir en el futuro en lugar de disfrutar plenamente de tu compañía los días que viviste dentro de mí.

Intenté no dar tanta importancia a tu partida. Apenas te lloré garbancito. Sentía que con Noa se me secaron las lágrimas y sobreestimaba mi fortaleza, pero esta mañana descubrí que no fue así. Las lágrimas estaban en un rinconcito escondido que se negaba a asumir que había vuelto a ocurrir.

Hoy me he dado cuenta que no he sabido darte el lugar que te corresponde. Eres el pequeño de la casa, el último en llegar a esta familia y te mereces ser reconocido y nombrado, Ian.
Estaba enfadada conmigo misma por no ser capaz de mantenerte conmigo pero me he dado cuenta que detrás de ese enfado sólo había amor, un amor mal interpretado que se aferraba egoístamente a tu compañía en lugar de darte alas para seguir tu camino.

Noa e Ian
No necesitaste probar la teta de mamá ni jugar a los Lego con papá para aprender el significado de tu vida. Te dejaste fluir con la vida igual que hizo Noa. Sois mis pequeños-grandes maestros. Gracias por venir a recordarme que la vida es esto y que yo no soy nadie para exigirle nada sino que estoy aquí para experimentarla.

Tu amor estará con nosotros para siempre!

Te quiere mamá!

miércoles, 26 de agosto de 2015

Carta para Noa

Cuando nació le dedique una carta a tu hermano mayor contándole cómo habíamos vivido los papás su llegada a este mundo y siento que tú también te mereces este momento aunque nunca llegues a leerlo.

Fuiste muy rápida en llegar desde que papá y yo decidimos empezar a buscarte queriendo tomárnoslo con calma. Te concebimos entorno al 21 y 27 de Junio en mitad de una mudanza así que no sabemos a ciencia cierta si fue en nuestro antiguo o en el nuevo hogar.

Sin embargo, no pensábamos que nada hubiera pasado hasta el  fin de semana del 11 y 12 de Julio en el que gracias a tu hermano David y el dolor que empezaba a sentir al amamantarlo se me disparo la alarma. Así que según llegamos de Valencia y mientras papá subía las cosas confirme mis sospechas. Debo confesarte que fue una sensación extraña porque el primer momento no lo viví con la intensidad con la que había vivido la noticia de David. Fue un momento más bien de aceptación de algo que no esperaba llegase tan rápido y la reacción de papá fue algo similar. De hecho durante estos primeros momentos tuve la sensación de que mi corazón y mi mente estaban trabajando como el resto del cuerpo en prepararme para algo que aun no esperaba pero que requería toda mi ilusión e interés. Así que en unas horas ya te quería conscientemente y fantaseaba contigo. Papá parecía menos ilusionado y eso me ponía triste aunque no se lo decía. Sin embargo, cuando la mañana del lunes al despedirse de nosotras te dedicó un beso en mi barriga supe que su corazón y su mente habían realizado el mismo trabajo que los míos.

Al principio intenté tomármelo con prudencia haciendo caso a la creencia popular de que esperar a las 12 semanas para hacer pública una noticia así disminuye el impacto posible ante una pérdida temprana. Pero bastó un día para que estuviera deseando gritarlo a los cuatro vientos. Tu madre no sabe guardar secretos así. Además, nunca he pensado que una pérdida temprana me doliera menos si nadie la conocía. Así que igual que con tu hermano no esperamos y decidimos contarlo y disfrutar con todos del tiempo que pasaras con nosotros, fueran días, meses o años.

Mi situación física durante el embarazo era genial. No sentí ninguna nausea, mareo, bajada de tensión, ni síntomas desagradables que si sentía con David, así que lata me diste muy poca.
Desconocíamos  si eras hombre o mujer así que elegimos para ti un nombre que nos permitiera llamarte desde muy temprano y creo que fue en la semana 8 o 9 cuando Noa nos encajó a los dos. Si eras chico serias Noah y papá te iba a llamar Noé y si eras chica serías Noa. Me dirijo a tí como si fueras mujer porque así me sale y porque aunque fueras un chico creo que no es algo que vaya a importarte demasiado.

Ahora mismo estoy de 11 semanas y sigo embarazada pero el viernes recibí una noticia que no sospechaba. Tuve un ligero manchado que me asustó y automáticamente creo que conecté con lo que pasaba porque la tristeza se apoderó de mí, pero mi mente y la necesidad de mantenerme fuerte por tu hermano me mantuvieron expectante hasta llegar al hospital. Nos acompañó tu tío José Mari, el que probablemente hubiera sido tu padrino. La ecografía mostraba que tu vida hacia probablemente alguna semana se había apagado y que mi cuerpo no parecía haberlo asumido hasta ahora. Fue un jarro de agua fría para mí. Aguanté la compostura e intenté mantenerme centrada y conectada pero algo dentro de mí se ha roto. Llevo un día y medio intentando despedirme de ti, meditando, hablándote, honrándote e intentando entender qué enseñanza es la que debo extraer de todo esto, pero aun no la tengo. Supongo que hasta que no pasa la tormenta uno no puede ver nada y ahora mismo estoy debajo del agua, los rayos y los truenos intentando no pasar miedo y mojarme lo justo y necesario.

Mi cuerpo sigue sangrando y llorando tu pérdida a su manera pero aún no ha dejado salir lo que queda de ti, así que lo que tuviste tiempo de crear de tu cuerpo físico sigue dentro de mí y trato de sentirte energéticamente pero la pena es tan grande que no puedo. Estoy bloqueada.
Me han dado la opción de provocar médicamente tu expulsión, pero durante todo el embarazo tuve muy presente que quería que nacieras cuando la naturaleza dijera y en el lugar donde ambas estuviéramos cómodas así que he preferido que dejen a mi cuerpo hacer lo que tenga que hacer porque él sabe cómo actuar.

Solo me queda esperar a que ambos cuerpos estén listos para despedirse y separarse. Y aquí estaré mientras, contándote cada sensación, sentimiento y experiencia que me queden por vivir en este proceso que aunque me gustaría que fuera rápido durará lo que la vida quiera que dure, como ha pasado contigo peque.

Hola de nuevo cariño!
Han pasado dos días y algo muy importante. La mañana del lunes amanecí especialmente entera, energética, recuperada y con ganas de enfrentarme a lo que hiciera falta. Creo que gran parte del apoyo, del Reiki y la propia naturaleza provocaron ese estado de euforia en mí por lo que iba a pasar.
Durante la mañana se intensificaron los dolores que sentía en el útero y a la hora de comer identifique por su intensidad y comportamiento que estaban siendo contracciones. Tu parto estaba cerca y podía sentirlo. No fue como yo me había imaginado pero sí en el respeto y con el amor que siempre quise. Cuando noté que el momento ya estaba cerca salté de la pelota de pilates y me lance a la bañera mientras papá encendía el agua caliente. Me agaché y en cuclillas con el agua fluyendo empezó a fluir también lo que quedaba de tí. Pude recoger la bolsita y la placenta que con tanto amor habíamos creado. Papa y David estuvieron allí para recoger lo que nos dejaste como prueba de tu vida y creo que era justo lo que necesitaba tener para ser consciente de que habías sido real, tan real como lo fue David cuando lo toque por primera vez. Estuve todo el día pletórica, agotada y dolorida pero entera y consciente de la trascendencia del día. El 24 de Agosto será tu día.

Esta noche papá, David y yo te hemos dedicado una ceremonia preciosa donde te hemos hablado, llorado y recordado. La naturaleza ha hecho todo esto posible y queríamos honraros a ella y a tí ofreciendo a la tierra tus restos que con tanto amor creamos y parimos. Estamos por decidir cuál será la planta que se nutra de ti del mismo modo que durante un tiempo tú lo hiciste de mí. Estoy segura de que sea la planta que sea sentirá todo el amor y cariño que hemos puesto en cada una de esas células y nos va a ofrecer algo precioso.

Hoy después del cocktail de ayer vuelvo a estar triste y a sentir tu pérdida pero creo que te mereces este duelo y que sentir tu pérdida no significa que haya nada malo.
La vida y la muerte son necesarias y no puede existir una sin la otra. A veces lo olvidamos y nos aferrarnos a la vida olvidando que morir es también un proceso de crecimiento y desapego necesario. Esa es la mayor enseñanza que he recibido de tí. Has sido capaz de vivir y morir sin permitirte sufrir. Los que sufrimos somos los que nos resistimos a asumir lo que la vida y la muerte nos ponen delante.

Gracias cariño porque en tu corta vida nos has enseñado mucho;

Me has mostrado que a los hombres no les reconocemos su dolor en estos momentos. No se permiten caer por proteger a su mujer pero sufren por dentro y nadie se lo tiene en cuenta. Tu padre ha llorado tu pérdida tanto como yo pero con menos lágrimas. Le he visto sentir miedo de que la pena me consumiera, ha sufrido por tí, por mí y por David  y casi nadie se ha parado a pensar que la cruz con la que cargaba él también era muy pesada.

Has hecho que valorásemos más la oportunidad que nos brinda la vida con la familia tan bonita que tenemos, incluyéndote a tí. David y tu padre son dos maestros que cada día sacan una nueva enseñanza de la chistera y le hacen la vida más feliz y fácil a cualquiera. Los hubieras disfrutado mucho!

Me has demostrado que mi cuerpo sabe seguir los dictados de la naturaleza sin necesidad de que ninguna intervención se requiera. Él te gestó y él te dejó ir con la misma tranquilidad.

Siempre vas a estar con nosotros y en todas las generaciones que nos sigan. Estoy segura de que tu presencia en la familia era necesaria para dar fuerza a los que seguimos viviendo y los que vendrán.

Te amo Noa! Te lloraré y acunaré todo el tiempo que haga falta.

Mamá

martes, 4 de marzo de 2014

Carta para David


 Querido David,
Ahora que ya formas parte de esta casa, esta familia y esta vida, he decidido contarte como vivimos tu llegada al mundo desde este lado.
Tú nos elegiste a nosotros, pero yo pedí que llegaras con todo mi alma y una vez que papá y yo decidimos buscarte, no tardaste en aparecer.
Supe que estaba embarazada antes de la falta. Mi cuerpo lo decía a gritos y una noche en la que los papás estábamos en el camping, el test nos lo confirmó. Recuerdo que se me saltaban las lágrimas y que el corazón no me cabía en el pecho. Papá y yo nos quedábamos bizcos mirando una línea que se intuía pero no terminaba de verse claramente.
Debías ser minúsculo y apenas unas cuantas células trabajando a tope, pero estábamos seguros de que te habías aferrado a nosotros y no te dejaríamos ir, así que no fuimos nada precavidos en esperar un tiempo y lo pregonamos a los cuatro vientos. ¡Estábamos embarazados!
Papá no fue realmente consciente de que estabas aquí hasta la primera ecografía con 6 semanas en la que vimos un latido de corazón a toda caña. Eras minúsculo pero tu corazoncito ya cambió el latido de los nuestros.
Durante las primeras 20 semanas te llamábamos más veces Sara que David porque pensábamos que eras una niña, hasta que en la ecografía apareció un chicarrón precioso, nuestro David.  
Mi dieta vegetariana cambió por ti. Mi cuerpo me pedía hacerlo. Las náuseas fueron grandes maestras.
Disfrutaba hablándote, cantándote, bailándote y sobretodo meditando juntos. Meditar contigo era una pasada. Estaba mucho más centrada y conectada para meditar, practicar Reiki, practicar Zen, oir charlas… De hecho hicimos juntos los primeros niveles de Zen y por eso te llamo “niño Zen”.
El curso de “Nacimiento Feliz” con sus afirmaciones, ejercicios y meditaciones nos dio mucha seguridad y me ayudó a trabajar con mis miedos.
Para preparar tu llegada, fui con la tía Lourdes a la Catedral de Valencia a dar las nueve vueltas y pedir ayuda a la Virgen del Buen Parto y otra noche la abuela, la madrina, Marisa y yo hicimos un ritual de bienvenida; cenamos, meditamos, cantamos…
Cuánto mas próximo estaba el día, más nos impacientábamos. De hecho, un día papá y yo acabamos en el hospital pecando de primerizos, pensando que podíamos estar de parto. Fue un paseo nocturno hasta Torrejón muy divertido y tranquilo.
Todos hacíamos predicciones sobre cuando sería; mi cumpleaños, nochebuena, navidad, los inocentes… Pero mi cumpleaños pasó, la Nochebuena y la Navidad también. Debías estar muy a gustito porque además papá estaba de vacaciones y nos cuidaba a todas horas.
Pero llegó el día de los inocentes y decidiste gastarnos la primera broma de tu vida. (Vas a ser un cachondo como tu padre) Cuando a las 00:00 me fui a la cama diste el primer aviso rompiendo ligeramente la bolsa. Pensé que sería pipí y no hice caso, pero a las 2 al levantarme al baño tiraste suficiente líquido como para que papá y yo fuéramos conscientes del aviso.
Había leído mucho sobre cuando ir al hospital y decidimos esperar. Nos pusimos una película, pero cuando vimos el agua rosada decidimos prepararnos para ir al hospital.
Me duché mientras papá terminaba de prepararlo todo. Estábamos súper contentos. Había llegado el momento de ver tu cara, de tocarte, de abrazarte y besarte.
A las 5 llegamos al hospital, me exploraron y pusieron los monitores. Tenía contracciones pero irregulares y sin dolor. No podía estar más feliz.
Nos subieron a una habitación para ver si me ponía de parto y nos recomendaron dormir, pero ¿cómo iba yo a dormir con lo emocionada que estaba? Así que decidí cantarte y bailar para ayudarte a bajar, mientras papá nos miraba somnoliento desde el sofá y avisaba a la gente para que encendieran velas, mandaran Reiki y se preparasen también para tu llegada.
Pero aún te quedaban lecciones de paciencia que darme y a las 12 cuando vinieron a buscarnos no había borrado el cuello del útero, me pusieron prostaglandinas y ahí comenzaron las contracciones fuertes y regulares. Eran soportables y las disfrutaba porque me acercaban más a ti. Seguí bailando y moviéndome con papá. Él nos ponía las meditaciones, las afirmaciones, contaba las contracciones y bailaba con nosotros.
Durante esas 12 horas los dolores no eran nada comparado con los abrazos y besos que recibimos de papá.
La noche del 28 cenamos entre contracciones. Papá me decía cuanto tiempo me quedaba para tragar antes de la siguiente. ¡Qué rico nos supo ese pescado por cierto!
Cuando las contracciones ya eran tan fuertes que me tiraba al suelo o abrazaba fuerte a papá, nos llevaron a la sala de mínima intervención con la tan ansiada piscina donde iba a tener el parto de mis sueños.
Allí tirados en la colchoneta y abrazados en la pelota, sorteábamos las contracciones con más esfuerzo porque el cansancio hacía mella.
Pero a las 00:00 como un jarro de agua fría nos dijeron que apenas había dilatado 1 cm y que iban a ponerme oxitocina para provocar tu salida con más fuerza. Yo sabía que las contracciones siguientes iban a ser mucho más fuertes y estaba muy cansada porque en 40 horas había dormido apenas 3. Así que tuve que hacer de tripas corazón, renunciar al parto que había soñado y pedí la epidural. Ahí se acabaron los bailes, paseos y abrazos con el papá. Fueron sustituidos por verme tumbada, conectada a sueros y monitorizada. La fase dura del parto comenzó entonces. La epidural no funcionó como debería ninguna de las dos veces que me pincharon y la mitad de mi cuerpo decidió seguir viviendo el parto con dolor pero sin poder moverme.
Durante unas 13 horas me enfrenté a mis miedos y fantasmas, lo que ahora con perspectiva me ha hecho más fuerte. Fui consciente de lo importante que es ser flexible, no aferrarse a una idea y ser capaz de ir adaptándose a lo que nos depara la vida.
Frente a mí tuve el altar del parto que con tanto cariño habíamos preparado; el mandala del bebé naciendo, la vela, el dibujo de la roca y el bambú… Al final verdaderamente papá fue la roca protectora y yo el bambú flexible. Me protegió, sostuvo y dio aliento. Sólo se separó de mi lado unos pocos minutos cuando necesitó un respiro fuera de la sala pero rápidamente volvió entero y fuerte.
Sin embargo llegó un momento en el que sentí que mi valor y mis fuerzas me abandonaban y fue cuando estaba a punto de tirar la toalla que Natalia apareció. Parece como si tú la hubieras elegido porque ella fue la que nos recibió a las 5 de la madrugada del 28 y la que apareció la mañana del 29 para darme el empujón que necesitaba. No sé cuanto tiempo después de sus instrucciones estuve centrada en respirar pero no era consciente de nada más. De hecho vino tu abuela a vernos y papá nos seguía cuidando pero yo no prestaba atención.
Hasta que por fin el último anestesista me puso una anestesia diferente, me puso de lado y de nuevo retomé el parto soñado. Fui consciente de que éste no estaba en la piscina sino dentro de mí y en estado meditativo empecé a empujar relajadamente con cada contracción. No hubo un solo empujón de película fuerte y gritado. Con cada espiración te notaba y te visualizaba bajando y encajándote hasta que por fin te note coronar.
Cuando le dije a papá que mirara que ya estabas ahí, se puso nervioso porque estábamos solos y salió a por Natalia, quien vino corriendo y me fue guiando los últimos pujos permitiendo que salieras tú solito sin cortes ni roturas.
Al salir te quitó la vuelta de cordón, me desnudaron y te pusieron sobre mí. Tú llorabas y temblabas de frío mientras te deshacías del líquido de tus pulmones. Hasta que el cordón no dejó de latir permanecimos unidos por él y fue papá el que nos separó para después volver a unirnos en la teta a través de la que espero estar unidos durante mucho tiempo.
El resto de la historia ya la conoces porque desde ese momento has estado a este lado de la vida haciendo nuestra vida mejor y sin parar de enseñarnos cosas. Espero enseñarte al menos la mitad de lo que nos estás enseñando tú.
Así que para terminar esta carta, te voy a regalar una de las cosas más importantes que me enseñaron a mí, a ser agradecidos. David, tenemos que agradecer todo este tiempo y estas experiencias a mucha gente:
A papá, porque es lo más importante de nuestras vidas y sin su amor nada de esto habría sido posible.
A Natalia y todo el equipo médico que nos ha cuidado durante el embarazo y el parto porque han estado y nos han ayudado de la mejor forma posible.
A los que velaron nuestro parto con velas, Reiki y rezos porque nos dieron paz y fuerzas para afrontar el momento.
A los abuelos, tios, familia y amigos que estuvieron pendientes de nosotros no sólo durante la eterna espera del parto sino durante los 9 meses de embarazo. Te han tocado, hablado, cantado y sobretodo querido antes de verte.
Y en general al mundo que te espera porque está listo para recibirte con los brazos abiertos y ayudarte a crecer.

Yo por mi parte te doy las gracias a ti, hijo mío porque me haces la mamá más feliz del mundo. No puedo quererte más.

Mamá


Pdta. Por si te has quedado con ganas de saberlo, finalmente la abuela Ana y el tío Vicent ganaron la apuesta,